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En conversación:
Édouard Elias y Thomas Hoepker

Con motivo del centenario de Leica, la Leica Gallery París expone, hasta finales de noviembre, imágenes del fotoperiodista Édouard Elias y del ganador del Leica Hall of Fame y autoproclamado «fabricante de imágenes» Thomas Hoepker.

Con la fabricación en serie de la primera cámara de 35 mm, el fotoperiodismo descubrió una herramienta que ofrecía la máxima discreción y flexibilidad a la hora de realizar un reportaje. El género de la fotografía de reportaje se convirtió en uno de los pilares principales de la fotografía Leica. Dos representantes destacados, el fotógrafo francés Édouard Elias y el ganador del Leica Hall of Fame Thomas Hoepker entablan un diálogo fotográfico en la Leica Gallery París. Sus imágenes muestran zonas en guerra y crisis de todo el mundo y recogen de forma impresionante momentos de la historia contemporánea. Con esta exposición, las Leica Galleries continúan celebrando su centenario y cada mes se presenta el trabajo de un artista contemporáneo en relación con la obra de un ganador del LHOF.

Leica: 100 Años de fotografía de Leica: ¿qué piensas al respecto??
Édouard Elias: La primera cámara Leica que se comercializó en 1925 era una herramienta ligera con la que se podían tomar varias fotografías, antes de que hubiera que cambiar el carrete. Con ella nació la herramienta del fotoperiodista, cuyo deseo es siempre capturar un momento concreto de la realidad. Leica tomó la decisión consciente de seguir fabricando el sistema M para conservar un tipo específico de fotografía basada en las distancias focales clásicas y la anticipación del momento. Para los fotógrafos de Leica, esto significa formar parte de un movimiento fotográfico que nació hace ya más de un siglo.

¿Cómo ha influido el trabajo de los ganadores del Leica Hall of Fame en tu obra?
¿Qué similitudes o diferencias se aprecian en este diálogo
Estos fotógrafos no solo redefinieron las reglas de la fotografía, sino que fueron pioneros en la forma de capturar las emociones y la veracidad, y todo ello con herramientas sencillas, pero con una tecnología precisa. Sus obras me han enseñado a observar mi entorno con una mayor sensibilidad, a perfeccionar mi comportamiento respecto a mis sujetos y a no subestimar el poder de una sola imagen. Su enfoque técnico también me ha motivado a trabajar con mis cámaras Leica de manera más instintiva. Su compromiso con la fotografía como medio para documentar la historia sigue vivo en la actualidad.

© Thomas Hoepker und Magnum Photos

USA New York September 11 2001 View from Brooklyn towards Brooklyn Bridge and downtown Manhattan
Syria after the fall of Bashar al-Assad's regime in 2024. Happy children and people in the foreground, ruins in the background.

© Elias Edouard

¿Cuál es el tema de las fotos presentadas en la exposición?
Las imágenes son de mi trabajo en Siria tras la caída del régimen de Bashar al-Assad en 2024. El título del proyecto es «Syria, Year 0» y documenta el rastro que ha dejado una guerra de más de diez años: prisiones abandonadas, ciudades destruidas, restos de estructuras de poder, ausencias físicas y simbólicas. La serie es un viaje a través de ruinas, sin pies de foto visibles, y aborda también la cuestión de lo que queda tras la caída de un régimen.

La exposición gira en torno a un diálogo visual entre dos generaciones. ¿Cómo te planteaste este tema?
Este diálogo no pretende tanto comparar generaciones distintas, sino mostrar una continuidad en la forma en que observamos el mundo. Thomas Hoepker y yo mismo hemos trabajado en contextos muy distintos, pero compartimos la misma exigencia en cuanto a claridad y distancia. A pesar de que las herramientas, los tiempos y los medios han cambiado, ciertos gestos, la forma particular de estar en el mundo y de posicionarse frente a él son los mismos. Esta postura casi artesanal parece tener un efecto intergeneracional.

¿De dónde sacas la inspiración?
Me inspiro tanto en la literatura y la historia como en la propia fotografía. Escritores como Curzio Malaparte, Joseph Kessel, Émile Zola, Tucídides o W. G. Sebald me acompañan igual que lo hacen las obras de otros fotoperiodistas de guerra. Lo que une a estos autores es la capacidad de observar y describir, además de su valentía a la hora de enfrentarse a la complejidad de la realidad. La fotografía es una forma de escritura y, como en cualquier forma de escritura, prevalece la siguiente regla: cuanto más rico sea el vocabulario, más fácil será desprenderse de los patrones predefinidos y desarrollar una sintaxis propia. Me inspiro en esta variedad estilística, en distintos modos de narrar y formas de proceder para crear mi propio lenguaje fotográfico: un lenguaje, que quiere contar historias sin simplificarlas, que quiere transmitir sin dar lecciones.

© Elias Edouard

Menschen stehend vor Ruinen aus dem Syrienkrieg
LEICA-MP.png

¿Qué cámara utilizaste y por qué?
Para este proyecto en Siria utilicé principalmente Leica MP con carrete en blanco y negro Kodak Tri-X 400 y un objetivo de 28 mm. Esta combinación me ofreció la discreción, robustez y precisión necesaria en entornos inestables. Fotografiar con carrete en blanco y negro obliga a una cierta lentitud, a la disciplina y a la economía, y esto cambia la percepción. Además, enlaza con una tradición visual de la fotografía documental y de guerra del siglo XX. A través de esta estética quería aludir al retorno de las catástrofes del ser humano: el totalitarismo, la destrucción industrial, el colapso social, en definitiva, constantes de la historia las cuales Tucídides ya catalogaba como trágicas.

¿Cómo ha cambiado la fotografía en las últimas décadas?
Las herramientas fotográficas actuales están ancladas totalmente a la cotidianidad. Con los smartphones llevamos aparatos multifuncionales a los que solo les falta hacer café. La frontera entre la fotografía clásica y la producción de imágenes casual con el teléfono cada vez es más borrosa.

Esta democratización ha cambiado por completo nuestra relación con las imágenes, que ahora son omnipresentes, inmediatas y, a menudo, efímeras. Esto ha transformado nuestra visión, nuestra producción e incluso nuestra creencia en la fotografía como medio. Sin embargo, la accesibilidad también tiene sus desventajas: ha debilitado los puntos de referencia, ha debilitado el rigor formal y ha provocado que se unifiquen los estándares estéticos. Lo que aún tiene importancia, y siempre la tendrá, es la intención que hay detrás de una imagen, y esto es justo lo que marca la diferencia.

© Thomas Hoepker und Magnum Photos

Six vintage cars in front of an old building with lots of advertising signs, black and white photograph

¿Qué oportunidades y retos ves para el futuro de la fotografía?
Uno de los retos más complicados es la homogeneización de la producción fotográfica en la era digital. La cantidad de imágenes es abrumadora, pero la conciencia fotográfica no ha crecido en la misma medida. Estamos viviendo un periodo de pérdida de profundidad en la estética y de estandarización en la posproducción. Antes, las limitaciones técnicas, como la elección del formato, el carrete y la cámara, obligaban a los fotógrafos a esforzarse más. Todas las herramientas tenían su propia dificultad, su propio ritmo, su propio método. Sin embargo, hoy en día, se puede hacer cualquier cosa y esta abundancia también puede desconcertar. A menudo da lugar a repeticiones, a un espacio visualmente cómodo. No obstante, la oportunidad sigue ahí: encontrar una voz propia en medio de la multitud, dedicar tiempo a la imagen y recordar que la fotografía no solo es una cuestión de técnica, sino también de intención.

¿Qué papel desempeñan las galerías en la era digital y, en especial, para tu obra?
Las galerías son un auténtico refugio, un espacio de tranquilidad y resiliencia donde se pueden descubrir imágenes en su forma auténtica y atemporal. Para mí, una buena fotografía se consigue a partir del equilibrio perfecto entre toma e intención, una alquimia en la que la intención es igual de importante que el momento de la toma. La fotografía digital es eficiente, pero no puede transmitir la misma profundidad emocional que un objeto físico que perdura en el tiempo, como, por ejemplo, una impresión analógica o un ensayo fotográfico. En las galerías, las imágenes se presentan en su dimensión total: el tamaño, la ubicación y la interacción con la sala influyen mucho en el resultado visual. Por el contrario, en las plataformas digitales, los algoritmos o editores de imágenes suelen determinar cómo se expone una obra y, con ello, perdemos la relación directa con la imagen entendida como un todo.

Portrait of Edouard Elias

© Sebastien Bergeron

Édouard Elias

Nacido en 1991 en Nimes (Francia). Tras pasar diez años en Egipto, se matriculó en la École de Condé de Nancy para estudiar Fotografía. Tras un reportaje sobre un campo de refugiados en Turquía, Elias empezó a documentar la guerra civil siria. En este país pasó diez meses secuestrado. Sus trabajos se han publicado en revistas como Der Spiegel, Paris Match y Sunday TimesMagazine.

Portrait of Thomas Hoepker with a leica in his hands

© Arne Wesenberg

Thomas Hoepker

Nacido en 1936 en Múnich (Alemania). Primeros logros y premios. En 1960 se convierte en reportero gráfico para la revista ilustrada Münchner Illustrierte; a partir del 1962, miembro de la redacción de la revista Kristall; y a partir de 1964 trabajó para Stern. Además de las tomas en blanco y negro, Hoepker también produce imágenes en color para las revistas con su cámara Leica como instrumento de trabajo indispensable. Durante la década de 1970 trabaja también como cámara y produce numerosos documentales y películas. En 1976 se muda a Nueva York y entre 1978 y 1981 ostenta el cargo de Executive Editor de la edición estadounidense de GEO. De vuelta a Hamburgo, trabaja como Art Director en el consejo editorial de la revista Stern. En 1989 se convierte en el primer miembro alemán de la prestigiosa agencia fotográfica Magnum, de la que es presidente de 2003 a 2007. Con su segunda esposa, la cineasta Christine Kruchen, continúan produciendo documentales. Recibe numerosos premios (entre otros, el Premio de Cultura en 1968 de la Asociación alemana de fotografía (DGPh)). En 2005 dona varios miles de fotografías al museo de fotografía del Museo de la Ciudad de Múnich. En 2014 Hoepker recibe el premio Leica Hall of Fame Award. Tras una larga enfermedad, fallece el 10 de julio de 2024 en Santiago de Chile.