Los Pequeños Pecados de
The World Deserve Witnesses
Pierre Belhassen
Capté esta imagen en 2019 en Roma. Forma parte de un proyecto personal en curso llamado «Color Walk» en el que recopilo curiosas escenas de la vida real ocurridas a lo largo y ancho de este mundo. Esta foto la tomé en la Piazza del Quirinale durante mi primer viaje a la Ciudad Eterna. Me fijé de inmediato en que había numerosas monjas caminando por allí; el Vaticano estaba cerca.
Me llamaron la atención por sus hábitos típicos y por el hecho de que solo se mueven en pequeños grupos. Me parecieron muy fotogénicas y les saqué muchas fotos. Son el hilo conductor de mi viaje. Esta imagen divertida y simpática me impactó por la intensa emoción que transmite. De alguna manera, la escena resume perfectamente mi visita a Roma. Recuerdo que las religiosas estaban bastante lejos cuando las distinguí, así que corrí un trecho y subí unos escalones a toda prisa para alcanzarlas. Cuando al fin las tuve delante, me percaté de que en la plaza no había ni rastro de turistas; solo estábamos ellas y yo…
«¡Esta es mi oportunidad!», pensé. Tomé varias instantáneas con avidez antes de que aquel momento mágico se desvaneciera. Sé por experiencia que los instantes así duran pocos segundos. Estoy muy de acuerdo con aquello de «alinear la cabeza, el ojo y el corazón» que decía Henri Cartier-Bresson; en ese sentido, se puede definir una buena fotografía como un acto que combina con destreza, en un simple gesto, el pensamiento, la técnica y la emoción. La emoción puede nacer de la simplicidad o del caos, pero una vez se alinean todos los elementos, surge la magia. Y esa magia nos habla directamente al corazón.
Las cámaras Leica son las únicas con las que logro capturar las mejores instantáneas.
Pierre Belhassen
Soy fotógrafo freelance afincado en Marsella. Estudié Comunicación Audiovisual y en 2005 descubrí la fotografía, arte al que me aficioné inmediatamente con entusiasmo.
La pasión por las imágenes y las posibilidades ilimitadas que ofrece la fotografía me llevaron a hacer de mi hobby mi trabajo. Mi estilo se encuadra en la fotografía callejera, que busca un enfoque directo de la vida cotidiana sin recurrir a montajes previos. Para mí, la cuestión se reduce a detectar signos culturales característicos de un período y a crear un universo narrativo propio, a buscar lo extraordinario en medio de lo ordinario y a revelar el lado poético de la vida. Tus ojos aprenden a observar, aprenden a identificar y a disociar formas, luces y colores. Cuando te sumerges en la fotografía, esta se transforma en una disciplina de vida.
Mi tío, que vivía en Túnez, era un fan de Leica. Cuando falleció, yo heredé su magnífica Leica M2, que todavía conservo. Varios años después compré una M7 que me ayudó a dar forma a mi universo fotográfico. Cuando se produjo el auge de la fotografía digital, supe que debía dejar atrás el carrete. Opté por una M240, una cámara que me permite trabajar con tranquilidad.
Trabajo con la M240 y el objetivo ASPH 2.0 de 35 mm. Para mí la marca Leica siempre ha sido sinónimo de alta calidad. La cámara presenta un diseño impecable: se trata de un dispositivo robusto y discreto que proporciona una calidad de imagen excepcional. Tengo una profunda conexión con el telémetro de la gama M, ya que me impulsa a concebir la imagen que quiero. También uso a menudo la distancia hiperfocal para centrarme únicamente en el encuadre, sin pensar en la técnica.