Las carreteras para llegar allí están en tan mal estado, que se puede tardar hasta 4-5 horas en recorrer de 30 a 50 kilómetros en camión; las carreteras montañosas y el difícil acceso dejan a estas pequeñas comunidades muy aisladas. No hay trabajo, así que los cárteles de la droga se acercan a ellos y les proponen cultivar adormidera, y aceptan comprarles la pasta de opio. La mayoría de las comunidades carecen de electricidad, agua corriente y escuelas. Los niños a menudo tienen que caminar hasta 10 kilómetros diarios si quieren ir a la escuela: en muchos casos sí quieren ir, pero, las más de las veces, la necesidad no les deja otra opción que trabajar y dejar la escuela desatendida. Empezarán a trabajar en cuanto puedan andar y transportar cosas.